SOBRE EL CONOCIMIENTO DEL COMUNISMO POR PARTE DE LA CLASE OBRERA DE NUESTRO PAÍS.

Enrique Velasco

La práctica real de los partidos comunistas. La U.R.S.S..-

Vista la práctica de los partidos socialistas europeos, al menos de los que alternan con los conservadores en la dirección del conjunto de las instituciones, o sea, del Estado, y visto que los partidos comunistas (con este nombre o con el nuevo nombre que hayan elegido), tienen una práctica parecida, solo nos restaría considerar la práctica de los partidos comunistas que ocupan y dirigen el Estado (China, Corea del Norte, Vietnam, Cuba), para tener una visión global de las prácticas reales de lo que en un principio llamábamos socialismo-comunismo.

Los partidos comunistas, normalmente, han seguido el camino que les mostró el primero que se hizo con la dirección de las instituciones de su país, el partido comunista ruso (conocido también como bolchevique- durante un tiempo se llamó así- y también soviético).

El esquema seguido por todos estos partidos es muy parecido. La propiedad de los medios de trabajo y producción más importantes son arrebatados a sus propietarios y puestos bajo la dirección y control de una institución (un organismo) que conduce y vigila el propio partido.

Se procura que el conjunto de la producción obedezca a un plan general, que se va concretando por sectores y por zonas territoriales. De esta forma se persigue asegurar el funcionamiento de una reproducción sostenible. Esta reproducción como vemos, no tendría como instrumento principal el mercado, sino la planificación realizada por los organismos controlados por el partido.

Los trabajadores tienen poco control directo sobre el destino de los medios con los que trabajan (a qué se dedican o se pueden dedicar), sobre el proceso técnico, ni sobre el reparto del producto obtenido, puesto que todo eso lo dispone el plan o los planes aplicables. En la elaboración de los planes participan, los miembros del partido (es una de sus tareas más importantes), y las personas (o instituciones, éstas también dirigidas por el partido-Universidades, Institutos Técnicos-), cuyos conocimientos se estiman necesarios.

Todo este conjunto de instituciones (organismos) que aseguran la producción ordenada y la reproducción de la misma, tienen  en su dirección a miembros del partido comunista, y su única meta, su finalidad última, es que los trabajadores sean los únicos beneficiarios de toda esta forma de organizar la producción. Se puede decir que por eso se llaman comunistas, y creen representar a todos los trabajadores.

Este es el esquema general de funcionamiento. Los problemas en la práctica real, han venido principalmente, de la dificultad para alcanzar una alta productividad en el trabajo. Donde ésta permita una reproducción ampliada (un crecimiento notable en lo que se dedica a mejorar los medios de trabajo y las condiciones- sobre todo económicas- de los trabajadores), sostenida, como es el caso de la República Popular China, el sistema  se sostiene, si bien introduciendo correcciones (participación del capital nacional y extranjero en la producción), no previstas en el esquema general indicado anteriormente.

Donde la productividad del trabajo no permite una reproducción ampliada constante, como es el caso de la fenecida Unión Soviética, o de Cuba, el sistema, tal como se presenta (comunismo = mejora de los trabajadores) carece de justificación. Decimos “tal como se presenta”, o se le representa, porque ahí puede haber lugar a hacer algunas reconsideraciones, de las que nos ocuparemos más adelante.

En resumen, el comunismo, en su práctica real, ha sido entendido por los comunistas (de los partidos comunistas), como la organización de la producción de un país, como un todo que se planifica, y se hace funcionar de forma coordinada. La dirección y control de la elaboración y ejecución del plan corresponden a las instituciones (organismos) dirigidas por miembros del partido comunista. La dirección de las instituciones que permiten ese tipo de producción y encauzan su reproducción (violencia organizada y ordenación del consentimiento), corresponde así mismo al partido comunista. Los trabajadores seguirán en su trabajo las líneas señaladas por los redactores y ejecutores del plan o planes que les correspondan. Todo este conjunto organizado, el Estado Comunista, no tiene otra finalidad que la mejora constante en las condiciones de trabajo y de vida de los propios trabajadores.

La experiencia más larga en la dirección de todas las instituciones de un país ha sido la del partido comunista ruso. De esta larga etapa, más de setenta años, podemos recoger algunos rasgos de lo pretendido y de lo realizado.

Lo que pretendían los comunistas rusos lo podemos deducir de los numerosos discursos de sus dirigentes, y de los acuerdos de los órganos de gobierno del partido.

Se trataba de acabar con los abusos de los grandes propietarios y con la miseria de la inmensa mayoría de la población trabajadora, particularmente los pequeños campesinos. Los medios que utilizaron fue, la expropiación sin indemnización de las grandes propiedades, y el reparto de la tierra a los campesinos más pobres. Esto por lo que se refiere a la tierra, al campo. En la gran industria, también expropiada, se siguió otro camino, al continuar funcionando de la forma que lo hacía, pero bajo el control de los trabajadores, en realidad era el partido el que controlaba, ya que los comités de control estaban formados por trabajadores miembros del partido comunista.

La gran preocupación de la dirección del partido (en la primera época, Lenin), era cómo conseguir la mayor productividad del trabajo y así elevar el nivel material de vida sobre todo de los campesinos, que eran la mayoría de los trabajadores.

Para aumentar la productividad en el campo hacía falta suministrarles mejores herramientas (tractores), mejor abono (químico), y mejores medios de transporte para los productos. Todo ello debía provenir de la industria, que era poca y muy atrasada y ella misma necesitaba de mejor tecnología para modernizarse. Por todo ello, los esfuerzos se centraron en lograr un potente y rápido crecimiento de la industria, y particularmente de la industria pesada, que sería el motor de las industrias ligeras, y sobre todo, del suministro de mejores medios técnicos para la agricultura.

Para todo este inmenso esfuerzo, que convirtió a la URSS en la segunda potencia mundial, no se contaba, al principio, con más recursos que los que se consiguieran en la agricultura. Los cereales eran uno de los primeros renglones de la exportación, y con ello se conseguían divisas (dólares, libras, francos) con los que poder comprar la maquinaria (tecnología) necesaria para arrancar con todo este proyecto de desarrollo económico.

Para poder obtener de los campesinos la entrega anual al Estado de una parte de su cosecha., hubo que utilizar todos los medios. Primero se permitió a los campesinos medios (a los que no se expropió), que se enriquecieran a cambio de entregar una buena cuota al Estado. Con estas cuotas obligatorias, en los años de malas cosechas, se acabó arruinando a los pequeños campesinos y expropiando también a los medianos, porque ocultaban parte de la cosecha y se negaban a entregar su cupo.

Para conseguir el enorme ritmo de crecimiento de la industria, la agricultura (la venta de cereal, además de permitir la adquisición de maquinaria, debía ayudar a la compra en el mercado internacional de otros productos de los que se carecía), no era suficiente, al menos en el Estado en que se encontraba, es decir, con una muy baja productividad.

En plena industrialización y para mantener su crecimiento, los dirigentes comunistas rusos (ya era secretario general Stalin) solo encontraron un camino para el crecimiento de la productividad en la agricultura, y este camino, como en la industria era el empleo masivo de maquinaria (cosechadoras, tractores, etc.). Para un empleo lo más racional posible de la maquinaria, se hacía necesario un agrupamiento de parcelas que permitiera el uso de esta moderna maquinaria.

Se intentó la colectivización voluntaria, los campesinos, en su inmensa mayoría no la siguieron, y entonces ocurrieron las colectivizaciones obligatorias, con la consecuencia de matanzas y destierros que alcanzaron a varios millones de trabajadores.

La colectivización del campo y la industria consiguió unas tasas de crecimiento que permitieron la modernización de los grandes medios de transporte, del ejército, de la Administración, de la enseñanza, de la vivienda, de la investigación.

Toda esta inmensa transformación del país la dirigió el partido comunista, y este partido siempre sostuvo que su objetivo era que se llegase a producir tal cantidad y calidad de bienes, que los trabajadores gozasen de una abundante oferta de ellos donde elegir, y en todo caso viviesen mejor que los trabajadores del mundo capitalista. Sin embargo, al final, no han sabido o no han podido, cumplir sus deseos.

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